La potabilización de agua es un tipo de tratamiento que se lleva a cabo con la única intención de beneficiarse de las ventajas de este líquido básico con total seguridad. Echa un vistazo al máster en depuración y tratamiento de aguas y enfoca tu carrera profesional hacia este sector. A continuación, te aclaramos en qué consiste, por qué es tan beneficioso y cómo se realiza la potabilización del agua, entre otros aspectos.
Índice de contenidos
¿Para qué sirve la potabilización de agua?
Este método sirve para convertir el agua, superficial o subterránea, en potable. El resultado ha de ser un agua que cumpla con el Real Decreto 140/2003, en el que se especifican las características que debe tener el agua potable. El proceso se lleva a cabo en plantas potabilizadoras que se encargan de eliminar los residuos contaminantes y todo tipo elementos no aptos para el consumo humano.
Ventajas y enfermedades que se evitan tras la potabilización de agua
La puesta en marcha de la potabilización conlleva una serie de ventajas esenciales que se pueden resumir en el siguiente listado:
- Es un proceso económico.
- Tiene la capacidad de eliminar hasta un 90 % de los residuos acumulados en el agua (abonos, pesticidas y similares), así como el olor y el color que pudiera tener debido a los sedimentos.
- Es un método fiable y fácil de llevar a cabo.
En lo que respecta a las enfermedades que evita, es importante destacar que una planta potabilizadora es siempre sinónimo de la mejor protección ante:
- El cólera.
- La hepatitis.
- Las fiebres tifoideas.
- La diarrea.
- La poliomielitis.
- La meningitis.
- La esquistosomiasis.
- Las provocadas por los parásitos intestinales.
- La malaria.
- El dengue.
Así, la aplicación de un proceso eficaz de potabilización logra proteger a la población de estas dolencias. Su uso es imprescindible para evitar la propagación de las mismas. En un alto porcentaje de las ocasiones, provocan consecuencias irreversibles y tienen un complicado pronóstico.
Métodos para llevar a cabo la potabilización de agua
Dependerá siempre del tipo de agua para potabilizar. Los tres métodos fundamentales son los comentados en este listado:
Si el agua es subterránea, es fundamental eliminar totalmente los residuos y sedimentos (metales y sales fundamentalmente). El proceso resulta costoso y complicado, ya que hay que llevar a cabo distintos filtrados para lograr el mejor resultado.
Si el agua es superficial (procedente de un río o lago), lo habitual es someterla a un proceso de decantación para eliminar las impurezas. Posteriormente, se procede a su filtración y desinfección mediante cloro u ozono.
Si el agua es de origen salino, algo habitual en las zonas más secas, se somete a un proceso de desalinización. Posteriormente, se procede como en el apartado anterior.
Accede ahora al máster en depuración y tratamiento de aguas y profesionaliza tus conocimientos y competencias.
¿Cómo se potabiliza el agua?
El proceso se divide en seis pasos que certifican el cumplimiento del real decreto arriba mencionado.
Eliminación de sólidos
Lo habitual es colocar algún tipo de filtro para eliminar animales muertos, ramas, raíces o posibles objetos que pudieran estar presentes en el agua para potabilizar. También se somete al agua a un tratamiento de desinfección inicial. Este paso es previo a la entrada del agua en la planta potabilizadora.
Aplicación de los elementos potabilizadores
El agua se vierte en bombas que funcionan a baja presión. Tras llevarla hasta una cámara hermética, se le añaden los productos químicos que potabilizan el agua. Cuando hacen su efecto, se analiza el pH añadiendo álcalis o ácidos. Se finaliza incorporando elementos que ayudan a coagular todo lo anterior para su posterior disolución en el agua.
Se decanta el agua recién tratada
La decantación usa la gravedad para eliminar las partículas sólidas que superaron el primer paso terminen en el fondo del depósito correspondiente. Estos sedimentos perjudiciales se eliminan, pero quedan otros en el agua que se suprimen en el siguiente paso.
Filtrado
Los sedimentos de menor densidad se eliminan gracias al uso de filtros compuestos, principalmente, de arena o carbón activo. Funcionan también por gravedad (suelen ser abiertos) o por presión (cerrados). Este paso es clave para la consecución del objetivo.
Uso de cloro, ozono o rayos UV
Tras lograr que el agua esté libre de sedimentos, se somete a un tratamiento para su completa desinfección. Lo habitual es usar cloro, ya que tiene una enorme capacidad para eliminar bacterias en muy poco tiempo. Si se han tratado aguas residuales o subterráneas, se recomienda:
- Usar ozono. Este tipo de gas es idóneo para lograr la eliminación total de cualquier bacteria o patógeno. No incide en el sabor del agua y tiene un alto poder desinfectante.
- Aplicar rayos UV. Un alto porcentaje de patógenos no sobrevive tras someterse a los rayos ultravioleta. El uso de esta técnica es siempre aconsejable para conseguir que la desinfección del agua sea absoluta.
Valoración final
Tras haber terminado los pasos anteriores, llega el momento de comprobar su eficacia. El agua se somete a distintos tipos de análisis para confirmar que es apta para su consumo. El producto resultante no ha de tener color, sabor u olor. La presencia de residuos perjudiciales ha de ser mínima y los resultados de los análisis deben cumplir con los requisitos de la normativa ya mencionada.
Aunque pienses que este proceso se lleva a cabo exclusivamente en situaciones determinadas, no es cierto. El agua que sale del grifo de tu casa pasa también por todos estos pasos. Es importante que, tras conocer esta información, evites consumir el agua de ríos o lagos. Esta opción puede provocarte consecuencias diversas en tu estado de salud.
Los procesos de potabilización se realizan por parte de las compañías distribuidoras del líquido en cada ciudad. Todos los pasos explicados se someten a una continua revisión. Igualmente, las instalaciones de la depuradora correspondiente se revisan periódicamente para comprobar el perfecto estado de salubridad de las instalaciones.
La potabilización de agua es, por lo tanto, el paso ineludible para convertir el agua de lluvia, del mar o subterránea en apta para beber. Seguro que ahora entiendes mejor el trabajo que hay detrás de cada vaso de agua que te tomas en tu hogar de forma segura.