Una obra civil son las infraestructuras pensadas para la población. Pueden ser carreteras, puentes, presas o el sistema de alcantarillado; pero también puede ser la reforma o rehabilitación de infraestructuras. Se trata de intervenciones necesarias para garantizar la estructura de nuestras ciudades y pueblos. Como miembros de la sociedad, los ciudadanos nos beneficiamos directamente de este tipo de obras. Son imprescindibles para que podamos disfrutar de una gran calidad de vida. Si quieres saber más sobre el tema, quédate. Además, te recomendamos que eches un vistazo al máster en control de proyectos y obras de construcción y enfoques tu futuro profesional hacia el sector de ingeniería civil.
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Tipos de obra civil
No siempre es fácil clasificar los diferentes tipos de obras existentes. Lo mejor que podemos hacer es diferenciar entre obra horizontal y obra vertical. Las horizontales son las que se construyen sobre la superficie, uniendo dos puntos fijos. Las podemos leer en el eje X de un plano cartesiano. Por su parte, las obras verticales se realizan desde un punto de la superficie hacia arriba.
A su vez, podemos dividir estos dos tipos de obras en diferentes subtipos.
Obras horizontales
Atendiendo su tamaño y características, puedes encontrar hasta seis categorías diferentes de obras horizontales. La primera de ellas es la construcción de carreteras con carpeta de rodamiento, que incluye tanto el asfaltado como el adoquinado o empedrado de las vías. La segunda sería la construcción de sistemas pluviales, como alcantarillas, cunetas y canales, rampas o vados. Aquí también podemos incluir los puentes, tanto para personas como para vehículos.
La construcción de pistas peatonales como andenes y bulevares o la construcción de caminos rurales son dos categorías más. En esta última no puedes pasar por alto la rehabilitación de los caminos. Los dos tipos de obra horizontal que quedan por mencionar están relacionados con el agua. Por una parte, tenemos la construcción de sistemas sanitarios, como el alcantarillado o las plantas que tratan aguas residuales. Por otra parte, el agua potable y la construcción de acueductos rurales o urbanos.
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Obras verticales
Puedes diferenciarlas según sectores (social, económico, productivo), pero también por tamaño o acabados. Aquí se incluyen las viviendas, centros educativos, centros de salud o residencias de mayores. Infraestructuras como parques, comedores infantiles, mercados o instalaciones deportivas también deberías incluirlas en este apartado. Lo mismo pasa con las paradas de autobús, bibliotecas, centros recreativos o rastros, por poner algunos ejemplos.
Características de un proyecto de obra civil
Generalmente, nos encontramos ante proyectos de gran envergadura y muy complejos. Suponen un gran despliegue, tanto de trabajadores como de recursos materiales, exigiéndonos una gran organización para su correcto desarrollo. Lógicamente, esto implica elevados costes de ejecución y producción, tanto por los trabajadores que se necesitan como por el material. Seguramente, complejidad sea la palabra con la que mejor podamos definir este tipo de obras, aunque, por suerte, nos permiten desarrollar a la vez diferentes tareas y acciones. Así, se pueden avanzar los trabajos a un mayor ritmo.
Este tamaño también obliga a contar con un equipo de supervisión, dirección y control que se encargue del seguimiento. No podemos dejarlo en manos de una única persona. Otro aspecto a tener en cuenta es el diseño a largo plazo. Por sus características y la complejidad que entrañan, las obras civiles suelen diseñarse y planificarse para una ejecución a largo plazo. De hecho, es habitual dividir el proyecto en fases. Dentro de un proyecto tenemos diferentes minifases o proyectos más pequeños, que nos permiten ejecutarlos más fácilmente.
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Etapas del proyecto de obra civil
Podemos diferenciar hasta ocho etapas diferentes antes de ver finalizado el proyecto de obra civil. En primer lugar, deberíamos identificar la necesidad respondiendo a una pregunta muy simple: ¿por qué se necesita esa construcción? A continuación, tenemos que elegir la localización idónea. Es una cuestión clave para las siguientes fases, empezando por el cálculo previo de la inversión.
A partir de este cálculo, estudiaremos las diferentes opciones para financiar la obra, como préstamos, créditos o subvenciones. Resuelta la cuestión económica, tendremos que solicitar los permisos y licencias de obra, además de otros trámites. Con los permisos sobre la mesa, pasamos al diseño: planos, esbozos y cálculos necesarios para visualizar el resultado antes de empezar.
El penúltimo paso será la licitación. En el caso de la obra civil, tenemos que ofrecer el proyecto a un contratista o una institución. Si el proyecto es propio, basta con difundirlo entre todos aquellos interesados. Finalmente, llegamos a la fase de ejecución, en la que se desarrolla la construcción de la obra. Se hará siguiendo las diferentes etapas de construcción que hemos plasmado en el proyecto o en el contrato de licitación.
En resumen, podemos llegar a la conclusión de que la obra civil es la que aprovechamos los ciudadanos. Carreteras, hospitales, colegios, puentes o la red de alcantarillado son ejemplos que vemos y utilizamos a diario. Desde que se plantea un proyecto hasta que lo vemos acabado es posible que pase un tiempo, debido a sus diferentes etapas. Aun así, sin la ingeniería civil la vida sería muy diferente a como la conocemos hoy en día.
Diferencias entre obra civil y obra pública
Llegados a este punto, puedes pensar que una obra civil y una obra pública es lo mismo. Sin embargo, encontramos una serie de matices que nos permiten diferenciarlas. Así, las obras civiles se dirigen a la población, pero puede tener un matiz privado. En cambio, la obra pública incluye los trabajos planificados e implementados por la Administración.
Por norma general, las obras públicas son civiles; pero nos podemos encontrar con obras civiles privadas. La privada está impulsada por un particular o por una organización ajena al gobierno. Los ciudadanos no podemos acceder a ellas sin pagar por su uso, y únicamente benefician a sus dueños. Un buen ejemplo de ello son las autopistas. Son una obra civil privada, ya que a pesar de tener financiación pública las gestionan empresas privadas. Si, como ciudadanos, queremos hacer uso de estas obras civiles, tendremos que abonar el peaje para disfrutar de ellas. Otro ejemplo muy gráfico son los parques. Si lo construye el ayuntamiento, hablamos de obra pública civil, y todos lo podemos disfrutar. En cambio, cuando los construye una comunidad de vecinos solo para sus vecinos, estamos ante una obra privada civil.