La calificación energética afecta a edificios, vehículos y electrodomésticos. No siempre parece estar claro en qué consiste, cómo se lleva a cabo y cuál es su importancia. Por ello, en este post te ofrecemos una guía práctica para que te familiarices con este tipo de trámite. Además, si quieres complementar tus estudios, te recomendamos que eches un vistazo al máster en auditorías de eficiencia.
Índice de contenidos
¿Qué es la calificación energética y quién la realiza?
La certificación energética es el resultado del cálculo de la energía necesaria para el correcto funcionamiento de una casa, un electrodoméstico o un vehículo. El análisis determina la cantidad de energía que se consume a pleno rendimiento, al 50 % de su capacidad y en modo stand by (si procede).
La certificación la debe realizar un técnico certificador con la correspondiente cualificación. Debes saber que desde 2013 es obligatorio para todo tipo de viviendas excepto para las que tengan unas medidas inferiores a los 50 metros cuadrados y las que se alquilen durante menos de 16 semanas al año. También para las viviendas provisionales, los monumentos, edificios religiosos o históricos y explotaciones industriales o agrícolas.
¿Cómo se mide la eficiencia energética?
En el caso de una vivienda, los electrodomésticos y vehículos pasan por este examen en la correspondiente fábrica. Se tienen en cuenta:
- La densidad de los materiales de construcción utilizados tanto en la vivienda como en el edificio.
- La orientación de la propiedad.
- Si hay alguna instalación de aire acondicionado o de calefacción.
- La fachada principal, para determinar el año de construcción.
- La presencia de sombras. Especialmente, si hay otros edificios, árboles o elementos que den sombra durante varias horas al día a la vivienda.
- La medición de la propiedad teniendo siempre en cuenta la parte que da a la fachada. Este factor es fundamental para conocer la pérdida de frío o de calor dependiendo de la época del año.
- La información que el propietario le ofrezca al técnico sobre la certificación energética de los electrodomésticos que tiene instalados.
Tras este primer informe, se procede al análisis del tipo de combustible que se usa para la calefacción central. También se estudia tipo de energía principal del edificio. El tercer paso sería el de conocer si el inmueble tiene instalado algún sistema de energía renovable.
A todo lo anterior debes unir el análisis de los aislamientos. También, el de los cerramientos y todo tipo de posibles problemas que pudieran provocar una fuga de energía.
Te puede interesar: La importancia de la rehabilitación energética de edificios
Tipo de calificaciones energéticas
Dependiendo del informe que realice el técnico, se obtendrá una calificación determinada que se clasifica de la siguiente forma:
- Clase A. Es la mejor, ya que certifica que el consumo energético es prácticamente inexistente. En algunos electrodomésticos se añade el símbolo +, sin que conste en la normativa la necesidad de hacerlo. Lo identificarás gracias a una etiqueta de color verde oscuro.
- Clase B. Este distintivo confirma que el gasto de energía es un 50 % inferior al habitual. La etiqueta es de color verde, pero algo más claro que el de la clase anterior.
- Clase C. El gasto energético se cifra en torno a un 10 o un 25 % menos. También se usa el color verde, aunque en un tono todavía más claro.
Zona peligrosa
- Clase D. Es el inicio de la zona peligrosa en lo que respecta al medioambiente. El ahorro se cifra en torno a un 10 %, proveniente de algún electrodoméstico, o aire acondicionado, eficiente. El color amarillo es el protagonista de la etiqueta distintiva.
- Clase E. No existe el ahorro energético. Lamentablemente, es la calificación que alcanza hasta el 70 % de las viviendas construidas en el siglo pasado. El color naranja claro marca la etiqueta.
- Clase F. Estas viviendas son poco eficientes y gastan hasta un 25 % más de lo habitual. Es habitual en viviendas construidas hace más de cuatro décadas. El tono naranja oscuro te avisa del aumento del gasto que experimentarás de apostar por la adquisición del producto o propiedad.
- Clase G. Las condiciones son pésimas, el aislamiento es inexistente y el consumo energético supera más del 30 % de lo permitido. Sería recomendable evitar la adquisición de este tipo de vivienda, ya que exige una remodelación completa. La ley no te obligará a realizarla, pero si quieres ahorrar será la única alternativa a tu alcance. La etiqueta de color rojo intenso subraya el peligro, para tu bolsillo y para el medioambiente, de esta certificación.
Accede ahora al máster online en auditorías de eficiencia energética y aprende a evaluarla en edificaciones de todo tipo.
¿Por qué es importante la calificación energética?
Como usuario, te ofrece una información de enorme importancia que se podría dividir en dos aspectos fundamentales. El primero, conocer el comportamiento real de una propiedad en lo que respecta al gasto energético. El segundo, recibir consejos específicos para aprovechar al máximo la energía necesaria para su correcto funcionamiento.
Además, ofrece una información de alta calidad que puede ayudar a conocer cuánto se va a gastar en energía. Tener la posibilidad de ahorrar una interesante cantidad de dinero antes de comprar algo siempre es positivo. Igualmente, con la creciente preocupación por el medio ambiente y la apuesta por el uso de productos sostenibles, la etiqueta correspondiente ayudará a conocer todos los detalles arriba indicados.
Mención aparte nos merece una práctica demasiado extendida: la contratación de técnicos que ofrecen un certificado energético a menor precio. Al ser obligatoria la certificación, se apuesta por lo barato. Así se consigue una calificación entre la E y la G.
La ausencia de obligatoriedad de remodelar una vivienda en estos casos no impide que su precio se devalúe automáticamente. Es decir, resulta más adecuado confiar en un técnico que haga un estudio completo, y que te ofrezca consejos eficaces. No así, intentar ahorrarse unos euros a cambio de un perjuicio económico mayor.
Conclusiones
A la hora de adquirir una vivienda, un coche o un electrodoméstico, hay que prestar atención a los informes y etiquetas correspondientes, pudiendo ahorrar el máximo posible. Reduce las emisiones de CO2, gasta menos combustible y no pagues una abultada factura de la luz. Con este sencillo gesto, no solo estarás ahorrando, sino también apostando por el futuro del planeta.
La calificación energética no es solo un documento realizado por un técnico, o una obligación legal. Es un aviso realizado por un profesional que te asegura la durabilidad, la sostenibilidad y la resistencia de tu futura adquisición.